Un día gris la oí venir. Oí venir a aquella muchacha temerosa y perturbada por sus crueles pensamientos. Siempre se preguntaba ¿qué es lo siguiente que tendría que sufrir?
Luces y sombras en su vida. Vida que le tocó vivir.
No le tenía miedo a la muerte, murmuraba; sin embargo, sí se lo tenía a vivir.
No había nada más terrorífico que la incertidumbre que se manifestaba y azotaba en el empezar de un nuevo día.